lunes, 31 de enero de 2011

Chatuchak, un gran mercado

Se dice que Chatuchak es el mercado de pulgas más grande del mundo, y de hecho así está registrado en el Libro de Records Guiness. Se trata de un mercado en Bangkok que abre solamente los fines de semana y donde lo mismo se puede encontrar ropa y calzado que plantas y animales, todo a la venta por precios módicos. Una visita a Chatuchak, en el norte de la capital tailandesa es obligatoria cuando se visita este reino.


Chatujak the biggest Flea Market is registered at the Guiness Book of Records. It is a huge market that opens only on weekends and where one can find cloth and shoes or plants and pets at affordable prices and with the possibility to take them out of Thailand through international courier, mainly handycrafts or antiquieties. When visiting Thailand a must is to go to Chatujak located in the northern side of the capital city.


Desde Bangkok

Artículo /Article

Visita a Chatuchak en un fin de semana Publicada:  31 enero 2011
Jorge Luis Hidalgo Castellanos
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El lugar se llena de tailandeses y extranjeros, turistas o residentes que quieren adquirir todo tipo de productos: ropas y zapatos, muebles y productos de decoración, herramientas y lámparas, vajillas y estatuas de bronce, cuadros, libros, antigüedades y también plantas y mascotas. Sin embargo, no es un mercado de frutas y verduras; no, es un mercado de pulgas.

Se trata de Chatuchak, considerado el mayor mercado de pulgas del mundo -incluso registrado así por el libro de Récords Guinness-, aunque se vende ahí tanto producto nuevo que su origen de mercadillo de cosas usadas casi se olvida. Otro aspecto que no es fácil encontrar en otros mercados en el mundo, pero sí en Chatuchak, es el de los masajes, omnipresentes por toda la ciudad y que no podían faltar en un lugar tan visitado donde después de una horas de recorrerlo un masaje de pies es no sólo recomendable sino necesario.

El mercado abre solamente en fines de semana y es casi visita obligada de turistas desde que fue establecido a fines de los años 50 a instancias del mariscal de campo Plaek Bhibulsongkram, quien fuera Primer Ministro de Tailandia y que entre otras iniciativas decretó la de que cada ciudad en el país tuviera un mercado de pulgas. Así, la capital tailandesa estableció su mercado en Sanam Luang, que posteriormente fue reubicado en el palacio Saranrom, donde permaneció ocho años, para regresar a Sanam Luang, lugar que al final se convirtió en un parque público. El mercado de pulgas acabó quedando en el distrito de Paholyothin y pasó a llamarse Mercado de Chatuchak, tomando el nombre del parque adyacente.

El área del mercado, cuyo nombre también puede encontrarse escrito como Jatujak -sobre todo en guías en inglés-, es realmente grande, de 23 acres con un diseño que semeja una D, en cuyo centro se localiza una torre con un reloj. Son tres las principales entradas y tiene una zona de comida en la que el visitante puede disfrutar cualquier platillo de comida tailandesa. No hay gran diferencia con los mercados mexicanos, incluso se llega a ver chicharrones y algo que semeja a las carnitas, pero si encontrara unas papas fritas enteras no deje de probarlas, además de la nieve de coco espolvoreada con cacahuates que suele venderse en diversos puestos distribuidos por todo el mercado y que casi siempre acompañan con un poco de agua de coco.

Es fácil perderse, no obstante lo organizado del mercado, entre las callejuelas, pasillos y secciones de Chatuchak, así que busque referencias por si acaso entre los más de 15 mil locales o tiendas que atienden a un promedio de 200 mil visitantes por día durante el fin de semana.

El parque del mismo nombre aloja una placita dedicada a América Latina, erigida en ocasión del bicentenario de la independencia de varios países de esa región, entre ellos México.

Para llegar al mercado de fin de semana de Chatuchak puede tomarse un taxi, que normalmente respeta lo que marca el taxímetro y no suele ser caro, o a través de la última estación -Kamphaeng Phet- del metro (MRT), o bien hasta la estación Mo Chit del tren elevado (BTS), por el equivalente a 12 ó 15 pesos, y por el idioma no se preocupe, un poco de inglés basta.
 
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lunes, 24 de enero de 2011

Masaje Tailandés

 
Sala de masaje Thai

Religiosa, quizás no, pero única y relajante es sin duda la experiencia del llamado Masaje Tailandés que aplicado en todo el cuerpo no solamente ayuda a bajar la presión de la vida cotidiana, sino a revigorizar el cuerpo y la mente de quien se somete a esta antigua terapia oriental, perfeccionada en Tailandia.


Perhaps is not a religious one, but a relaxing and unique it is the experience of having a Thai Massage, which involves the whole body and helps to reduce the daily stress and at the same time to reinvigorate mind and body of those taking this antique oriental therapy, which has been perfectioned in Thailand.







Panorámica desde el Royal Bangkok Sports Club


Artículo /Article

Desde Bangkok



-Te gustó? -Le preguntó Gabriel.
-Me encantó, -respondió ella, con una mirada lánguida y esbozando una sonrisa-. Deberiamos hacerlo con mas frecuencia, ¿no lo crees?
Él sonrió y le hizo un guiño. Gabriel pagó en la recepción y salieron del local tomados de la mano, tranquilamente y cuchicheándose.

Esa tarde habían decidido que la habitación donde pasarían el rato debía ser la A, no sólo porque era su inicial y porque es la primera vocal y la primera letra del abecedario, sino porque era la que quedaba –extrañamente- al final del corredor. ¿Superstición? En un país como éste, no es nada raro que la gente sea supersticiosa y que pague 50 o 100 veces más por un número de teléfono móvil que sólo tiene nueves, seises u ochos.  La verdad es que era más bien discreción, pues ambos eran conocidas personas en Bangkok, a donde habían llegado no hace mucho.
El pequeño cuarto, decorado sencilla y armoniosamente sólo tenía una silla, un biombo y dos esteras acolchonadas cubiertas de seda tailandesa donde había dos almohadas con fundas del mismo fino material. La luz era tenue, con lámparas que difuminan la intensidad y de fondo una, apenas perceptible, “green music”. En la silla, dos trajes ligeros orientales de seda verde olivo, de dos piezas cuidadosamente doblados sugerían que había que vestirlos.
Gabriel tomó uno y se lo dio a su bella acompañante; ella ya se había desnudado. Él, nervioso se deshizo de su ropa y no tardó en colocarse el cómodo y sedoso terno oriental. Una linda chica en traje de seda tocó a la puerta y entró. –A su servicio, Khun Gabriel, -dijo y dio paso a otra dos tailandesas vestidas en color rosa mexicano y cerró la puerta.
Señalando las esteras, los huéspedes comprendieron que debían recostarse. Las chicas colocaron una pequeña toalla húmeda caliente en los pies de ambos y cubrieron los postrados cuerpos con una manta de tela fina afelpada. Una de las chicas, la de menor estatura, tomó las piernas de Gabriel y comenzó a frotarlas y después a presionarlas poco a poco haciendo que el nerviosismo inicial se disipara y él comenzara a relajarse. No se escuchaba nada con excepción de la música y cerró los ojos, aunque en algún momento los abrió y volteó a su izquierda viendo que la otra pareja hacia lo mismo.
El tiempo transcurrió y cada minuto significó una nueva experiencia para los cuerpos de los huéspedes de la habitación A. Los músculos, coyunturas, vertebras, huesos y puntos nerviosos se relajaron y contrajeron, se doblaron y estiraron, provocando sensaciones poco o nada exploradas anteriormente que unidas al peculiar y agradable aroma del ambiente hacían inolvidable el momento. Las thais eran expertas a pesar de su juventud y sus manos, suaves y delicadas, al igual que un prestidigitador, parecían saber lo que sus “clientes” deseaban. Casi cada centímetro del cuerpo fue tocado, presionado, manoseado, frotado y flexionado y sólo el crujir de algún hueso pudo escucharse hasta que a Gabriel y su acompañante se les pidió echarse boca abajo, como parte de la sesión.
No hubo aceites, ni ungüentos o cremas, ni talco; menos palabras o risas, aunque si uno que otro quejido o jadeo cuando se tocó algún punto más sensible y la epidermis lo comunicó de inmediato al cerebro. En algún otro momento, al sentir la presión en un punto del muslo Gabriel casi suelta una carcajada, pero se contuvo a tiempo, casi al mismo instante que las manos de la delicada tailandesa.  Al final un breve masaje en la cabeza y las únicas palabras de las dos menudas “terapeutas”: Thai Herbal Tea or Green Tea? Prefirieron el té de hierbas tailandés, que tomaron en la recepción, antes de pagar.
Sus cuerpos –y la mente- se sentían tonificados y a la vez relajados; habían perdido la energía negativa, pero recobrado el vigor y además se sentían más cerca uno del otro. Habían experimentado su primer masaje tipo tailandés en el Spa del Royal Bangkok Sports Club.H
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Fotos y texto: Hidalgo


lunes, 17 de enero de 2011

Reflexología

Masajistas de "Dr. Feet", en Bangkok
Tailandia es conocida, entre otras cosas, por los masajes y dentro de la gama que se ofrece en este país, los de pies son especiales pues en general se basan en la Reflexología, es decir, presionando los puntos de los pies donde se reflejan los órganos y glándulas de todo el cuerpo, aliviando así algunos padecimientos. Este tipo de masaje y la propia reflexología son el resultado de miles de años de estudio y práctica que desarrollaron los chinos, cuya influencia en innegable en la mayor parte de Asia y en particular en Tailandia.  No es exagerado decir que la experiencia de los masajes de pies es quizá el primer escalón que lleva a alcanzar el Nirvana, por lo menos en Bangkok.  


Among many other, massages are one of the most well-known things of Thailand. In this country massages are excelent and those for the feet are among the best because they are based in Reflexology, a scientific method developed during thousand of years by Chinese therapeuts pressing specific parts of the feet that reflex organs and glands of the whole body, allowing to relief them if sick or tired. It is not an exageration to say that experiencing a feet massage is, perhaps, the first step to reach Nirvana, at least in Bangkok.    


Artículo / Article

Desde Bangkok

 Publicada: el 17 de enero de 2011 en la sección Imagen del Diario de Yucatán

Jorge Luis Hidalgo Castellanos

La sonrisa de las chicas en uniforme y un letrero que decía "Dr. Feet" me hicieron recordar las recomendaciones de muchos amigos y entré en el pequeño local del barrio de Sukhumvit.

Dentro me recibió más gente sonriente saludándome con una reverencia y las manos juntas en el pecho y la inconfudible frase "Sawadi Kha". Me indicaron sentarme en una cómoda poltrona y frente a mí se sentó una chica de ojos grandes y rasgados que me descalzó y colocó los pies en una bandeja de agua tibia. Pedí el servicio normal de una hora.
Carta de los pies para conocer los puntos presionados. 

Desde el primer momento supe que eran manos expertas las que tocaban mis pies. Al principio algunos dolores me hicieron sentir incómodo -y a veces a punto de gritar- y la masajista lo percibió, por lo que tomó una tarjeta y me la dio. Era un diagrama de los pies, con el título de "Reflexología", que mostraba en colores cada uno de los puntos en que se divide el pie para efectos del masaje; cada uno corresponde a un órgano, glándula o músculo del cuerpo y cuando se presiona se sabe por la intensidad del dolor que provoca si se tiene o no algún padecimiento.

En ese momento pensé que debía visitar el hospital que está enfrente pues seguramente estoy descompuesto por dentro y no lo sabía, porque casi cada punto que la bella masajista me tocaba me dolía terriblemente y estuve a un pelo de decirle -esperando que me entediera- que parara, pues más que relajarme sentía que me torturaba. Los riñones, el hígado y los temporales parece que no me funcionan y si hubiera sido cirquero hubiera fallecido puesto que mi trapecio también parecía roto.

Al poco rato y después de unos minutos de haberme colocado una compresa caliente sobre los hombros, alrededor del cuello y de cubrirme con una frazada que una asistente me proporcionó, un delicioso relajamiento comenzó a apoderarse de mí, provocando una agradable somnolencia.

El masaje de pies en Tailandia es tradicional y casi obligatorio por la cantidad de lugares donde uno puede dárselo a precios muy accesibles. Se trata de una serie de masajes, estiramientos y golpeteos en lugares precisos del pie y las piernas que aceleran y activan las líneas de energía de todo el cuerpo. Lo más común es que se dé solamente con las manos, pero algunas técnicas incluyen tablas o palos que son utilizados para estimular los puntos de reflexión en los pies que se corresponden con los órganos internos.

Desperté cuando sentí que la masajista se subía en mis piernas y vi que había pasado casi la hora. A partir de ahí el tratamiento se centró en los hombros, brazos y cuello, lo que me dejó realmente laxo y relajado. Una taza de agua tibia con otra sonrisa fueron el colofón de esta experiencia única que me llevó, si no al paraíso, sí a iniciar el ascenso hacia algo próximo a lo que se conoce como el Nirvana (Nipphan), y por sólo 120 pesos.H

Copyright 2011.  Hidalgo   Texto &  Fotos.




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lunes, 10 de enero de 2011

Año del Conejo

Decoración de Año Nuevo en Bangkok

La tradición cultural impone un calendario tailandés triple, con influencia budista, china y cristiana.


Artículo/Article
Desde Bangkok   

2554, el año del Conejo  Publicada:  10 enero 2011
Jorge Luis Hidalgo Castellanos

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En Tailandia hay, como en todo país, influencias de otros pueblos o culturas que a lo largo de los siglos se han arraigado tanto que se hacen propias. Éste es el caso del calendario que en este reino por su composición étnica cuenta con una larga presencia china que ha coadyuvado a modelarla culturalmente para ser lo que es hoy. En este calendario hay varias influencias, o mejor dicho, en Tailandia se manejan por lo menos tres calendarios.

Así, por un lado se considera que el año que inicia es el del conejo, siguiendo la milenaria cultura china que desde hace siglos tiene presencia en el Sureste Asiático en general y en Tailandia en particular. No es una cuestión anecdótica, pues la gente en general hace referencia a ello y es común ver al final del año en centros comerciales y lugares públicos referencias, en este caso, al conejo. Por ejemplo, junto con adornos típicamente navideños -cristianos- como el árbol o pino, osos y renos en paisajes nevados o Santa Clos, se coloca la figura de uno o varios conejos, lo que de pronto al extranjero le parece poco apropiado y remite a una fábula o cuento de hadas, más que de Navidad.

Por otro lado, hoy es el segundo lunes del año 2554, o mejor dicho, lunes 10 de enero (Mokarakhom) de 2554. Este calendario se basa en el budismo y es seguido y respetado no sólo en este reino, sino en varios países asiáticos que se rigen desde hace siglos por el calendario lunar (Patithin Chantharakhati) o solilunar.

Sin embargo, en el siglo XIX el entonces rey decidió que el calendario local debía coincidir con el Gregoriano utilizado en Europa y otros continentes, y ordenó que se comenzara a utilizar el 1888 (año 2384 de la era budista). Posteriormente otros gobernantes hicieron cambios que han permitido que el 1 de enero inicien ambos con 543 años de diferencia, si bien el budista se festeja en abril en lo que se conoce como Songkhran, festividades locales del Nuevo Año; en todo caso, enero y abril tienen días festivos.

La era budista, a diferencia de la cristiana, se toma a partir del deceso de Buda (Siddartha Gautama), que históricamente se ha establecido más de medio milenio antes que el nacimiento de Jesús.

La cuestión del calendario parecería banal, sobre todo para los habitantes de América o Europa, pero en Tailandia es una realidad. Todo documento oficial, del gobierno o con validez fiscal viene fechado con el año 2554 a partir del 1 de enero. Algunos oficios, por deferencia a los extranjeros y para facilitar la comunicación, colocan entre paréntesis el año cristiano después del budista. En las actas de nacimiento tailandesas se registran, además de la fecha oficial, la fechas lunar y de los animales del calendario chino, que son usadas para calcular la edad.

En Tailandia estamos siempre en el futuro, no solamente por los más de 500 años de diferencia en el calendario, sino porque el huso horario respecto de México es de 12 horas hacia adelante en esta época. Doce horas en el futuro del lector.
 


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Bienvenidos al País de las sonrisas!

Bienvenidos a este pedazo cibernético que intentará describir algunos aspectos de un país sorprendente: Tailandia!

EL PAIS DE LAS SONRISAS
Arribamos a este país en el Año del Tigre en un vuelo directo de Thai Airways procedente de Los Ángeles, que despegó a las 11:55 de la noche del 31 y aterrizó en el aeropuerto internacional de Suwanapún (Suvarnabhumi) en Bangkok a las 6:10 de la mañana del día 2 del mes siguiente. Un poco más de 16 horas que afortunadamente pasaron sin sentir debido al sueño, cinco películas, una dotación de libros y revistas, excelente servicio de a bordo y a lo ocupado que me tuvieron mis retoños durante el viaje. El país de las sonrisas nos aguardaba.
Hoy es el primer lunes del año 2554, el año del Conejo o mejor dicho lunes, 3 de enero (Mokarakhom / มกราคม) de 2554, no sólo en este reino, sino en varios países del sureste asiático que se rigen desde hace siglos por el calendario lunar (Patithin Chantharakhati). Sin embargo, en el siglo XIX, el entonces rey decidió que el calendario local debia coincidir con el Gregoriano utilizado en Europa y otros continentes, lo que sucedió en 1888 (2384 de la era budista). Desde entonces, el primero de enero inician ambos con 543 años de diferencia, si bien el budista se festeja en abril –dependiendo del ciclo lunar- en los que se conoce como Songkhran.
Después de las primeras semanas y varias noches de insomnio, en la que pudimos apreciar alboradas únicas en una ciudad de rascacielos, casi tan grande como la de México, nos hemos acostumbrado al nuevo horario. Doce horas de diferencia entre nuestra nación y el reino otrora conocido como Siam se dicen fácil, pero el cuerpo lo resiente y ello nos hace caer en cuenta que estamos exactamente al otro lado del planeta. Quisiera comprobar lo que mi padre me decía y tomar una pala para cavar un agujero hasta llegar a Mérida.
La capital impresiona por su modernidad y el número de edificios altos. Aquí coexisten y conviven ricos con pobres separados solamente por un muro o una calle. Al lado de un lujoso rascacielos de cristal donde vive un embajador o están las oficinas de una empresa multinacional hay un palomar de clase media o un pequeño edificio que más parece una vecindad del centro de nuestro país.
Algo característico es el tráfico, que en Bangkok es no sólo caótico sino desesperante. Puede llegar a simplemente no haber movimiento o avanzar lo mínimo. Para nuestro alivio el costo del transporte es bajo y los taxis –que abundan- son baratos en comparación con otras ciudades y tienen aire acondicionado, lo que significa no transpirar en el tropical y húmedo calor que hace durante por lo menos 11 meses del año sea budista o gregoriano –el año o el pasajero-. Los triciclos motorizados (Tuk tuk), el tren elevado (Skytrain), autobuses urbanos, los colectivos o el metro son otros medios utilizados para desplazarse en Bangkok.
Algo que salta a la vista de inmediato es que a este pueblo le gusta comer. Cuando dicen “vamos a comer a la calle” es literalmente cierto, pues muchas aceras se convierten en restaurantes temporales con mesas y sillas que de pronto aparecen para que los ciudadanos tomen sus alimentos y casi siempre están llenos. La comida local es rica y variada, pero es fácil encontrar cadenas de restaurantes internacionales y comida de diversas partes del mundo. Las panaderías son mucha y de buena calidad, sobre todo en la repostería.
Del idioma, bueno, ya habrá tiempo para hablar de su dificultad, sólo podemos adelantar diciendo que las cosas aquí “están en tailandés”, pues no se comprende na-da. Mucho hay por conocer, pero sin duda lo más importante es su gente: amable, menuda y amigable, siempre dispuesta a ayudar aunque no siempre entienda lo que uno dice y a veces haga lo contrario a lo que se pide. Su sello característico es la sonrisa permanente y de ahí se toma la frase que oficialmente se maneja a nivel mundial para promover a “la sorprendente Tailandia”. Bienvenidos!H




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