El jícaro, modesto y misterioso
Publicada: Lunes, 21 de mayo de 2012 3:05 am | Calidad de vida |
Por: Jorge Luis Hidalgo Castellanos
No me enfermo, ni envejezco y vivo tantos años que hay quien dice que no muero. Parezco un personaje de novela de misterio, como aquella de un reconocido autor inglés, en el que la protagonista tenía un retrato y nunca envejecía.
Leyenda, cuento de hadas o de brujas; o tal vez una simple mentira. Lo cierto es que existe un misterio sobre mí, a pesar de mi modestia, sin embargo, soy poco apreciado en muchos lugares, sobre todo en México y, a decir verdad, en Latinoamérica en general, de donde, sin embargo, soy nativo.
Me llamo jícaro (Crescentia alata o Crescentia cujete), si bien dependiendo del lugar, se me conoce con diversos nombres: morro, calabazo, guaje, güira, y en inglés Calabash Tree, como en Belice, aunque otros me llaman Jicaro Tree.
Se me considera pobre y feo, pero ¿no acaso la belleza depende de quien mira y no del objeto observado en sí mismo? Mi corteza es fuerte y mis hojas pequeñas. Unas bolas verdes, del tamaño de un proyectil de cañón antiguo nacen de mi tronco y ramas a manera de frutos de un color verde fuerte. Les llaman jícaras.
Tailandia sí me aprecia. Los jardines me muestran orgullosos como árbol de ornato en las ciudades, de hecho está de moda incluirme en el moderno paisajismo bangkokiano.
En Guerrero se pintan artísticamente con lacas de colores brillantes, en Chiapas y Michoacán también sirven para expresar el alma de los artesanos.
Rindo casi lo mismo que la caña, con el agregado de que las duras corazas vegetales de mis frutos sirven para elaborar utensilios, recipientes y artesanías. Es decir, de mi emana un proceso industrial integrado efectivo a través del cual ahora comienza a dárseme la nobleza que se me ha negado en la historia.
En Tailandia se desconoce cuál es mi origen pero se me reconoce en todas partes del reino y existen leyendas locales parecidas a las que en Centroamérica se cuentan sobre mí y mis antecesores respecto a mi resistencia y longevidad, lo que ha hecho siempre de mí y de mis parientes, los jícaros, unos árboles misteriosos.H
Copyright 2012. Texto & fotos: Hidalgo
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