Publicado: Lunes, 24 de septiembre de 2012 - Imagen Diario de Yucatán
Jorge Luis Hidalgo Castellanos
En el mes patrio mexicano, vale la pena recordar la relación de nuestro país con Tailandia. Hace 37 años, México estableció relaciones diplomáticas con este reino del sureste asiático, lejano pero que representaba para los mexicanos la oportunidad de contar con un amigo más en esa región de la Cuenca del Pacífico, zona a la que ambos pertenecen de forma natural.
Desde entonces, las relaciones de México con el otrora llamado reino de Siam, el único que no fue colonizado por los europeos o las potencias de otros continentes que llegaron a la Indochina y Cochinchina, han sido amistosas y de cooperación, sin que hayan existido problemas o diferendos. De hecho, desde 1975 no sólo no han habido asuntos en disputa entre ambos países, sino que la colaboración recíproca ha marcado las relaciones en diversos ámbitos como el jurídico, el comercial, el político y el cultural-educativo.
Unos cuantos datos de la relación bilateral permiten ver el estado que guarda y las posibilidades que presenta. Tres años después de establecerse formalmente los vínculos diplomáticos entre los gobiernos mexicano y tailandés, este último decidió abrir en 1978 su embajada en la ciudad de México, dando muestra de su interés en estar presente y conocer más a una república latinoamericana con potencial de liderazgo y desarrollo, no solamente a nivel regional sino en el mundo.
Los gobernantes en Bangkok apreciaban la historia y la cultura mexicanas y la diplomacia de Tlatelolco que en los foros multilaterales encabezaba temas como el desarme y la promoción del derecho internacional. Para el gobierno tailandés, México representaba un país con amplia y joven población, cuatro veces mayor en territorio que Tailandia y vecino de EE UU. Había que estar presente allí.
En la Torre de Tlatelolco, a la sazón sede de la diplomacia mexicana, se recomendó en la década de los años 80 abrir varias embajadas en el lejano Pacífico, en países estratégicos y con proyección internacional, entre ellos Tailandia, en cuya capital ya existía desde 1983 una oficina donde los visitantes eran recibidos por la imagen del águila mexicana devorando la serpiente del escudo nacional colocado a la entrada del recinto del Consulado Honorario de México en Bangkok. Seis años más tarde, la bandera tricolor de México se izaría por primera vez en las instalaciones de la nueva Embajada en la zona de Sathon de la capital tailandesa en 1989.
Durante esos 23 años en que la representación diplomática mexicana ha estado ininterrupidamente en el reino de Tailandia, la relación bilateral se ha reforzado y en términos económicos ha crecido paulatinamente.
Las estadísticas muestran que el comercio entre México y Tailandia ha crecido de forma constante por lo menos desde 1990 –pese a las crisis de 1994 en México y a la asiática de 1997- al punto que en 2011 se tuvo un volumen total, según cifras mexicanas, de casi 3,500 millones de dólares en el comercio entre ambos países, con un saldo positivo para Tailandia en la balanza comercial, lo que coloca a México como el segundo socio comercial latinoamericano de este lejano reino. Incluso si se toman las estadísticas de comercio exterior tailandesas, México ocupa el mismo lugar, aunque el volumen comercial disminuye un poco más de mil millones de dólares.
De alcanzarse las expectativas, en 2012 el comercio total rebasará los 4 mil millones de dólares, más cerca del que Tailandia tiene con el otro gran latinoamericano, Brasil, ubicado en el primer lugar actualmente y su mayor socio en nuestra región.
Lo relevante de este asunto es que el incremento en las exportaciones e importaciones se ha dado de manera natural, por las leyes del mercado, de manera que si se establece una todavía mejor estrategia y política de comercio exterior hacia esta parte de mundo, México puede beneficiarse aún más. Ello requiere reenfocar las metas, diversificar las relaciones y reforzar sus representaciones diplomáticas y comerciales en toda Asia, tomando a ese continente como un todo y no solamente a algunos de los países que lo conforman.
Por su parte, la difusión cultural y educativa también puede incrementarse con el objetivo de conocerse mutuamente y compartir experiencias. Ambos países cuentan con largas y ricas historias y elementos culturales singulares. En el terreno académico, las universidades pueden jugar un papel muy importante a través de la investigación y análisis con el fin de generar el interés de la población en general y del sector privado en particular. La academia facilitaría así estudios económicos, sociales y políticos que podrían beneficiar y estimular las inversiones y el comercio.
En contrapartida, los empresarios pueden financiar los centros de estudios. Ya hay avances, como lo demuestran algunos acuerdos interinstitucionales de centros de estudios superiores de ambos países. México y Tailandia pueden hacer mucho juntos, no obstantes estar geográficamente tan lejanos.H
Copyrights 2012. Texto & fotos: Hidalgo
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