lunes, 19 de noviembre de 2012

Secretos del servicio

Desde Bangkok
Publicada: Lunes, 19 de noviembre de 2012  -  Edición impresa     Portada  »  Imagen

Por: Jorge Luis Hidalgo Castellanos

Como parte de los preparativos de la visita presidencial un hombre fuerte y muy alto, miembro del Estado Mayor que integraba “la avanzada” de su país, revisaba minuciosamente el palacio donde el gobierno anfitrión recibiría al primer mandatario de su poderosa nación.

No había que dejar sitio ni rincón del Palacio de Gobierno sin fiscalizar para garantizar la seguridad del Presidente. El manual de procedimientos del Servicio Secreto y los protocolos que sus agentes estaban obligados a cumplir eran rigurosos y debían cumplirse a rajatabla.

Por ello, John Smith, veterano oficial que había sobrevivido al caso Cartagena y otras complicadas operaciones en las que solía haber trampas, no dejaba cabos sueltos. Sus compañeros lo respetaban por su alto sentido de responsabilidad y su instinto y perspicacia profesionales. Subió las torres de los edificios principales de la magnífica sede de la Primera Ministra imaginando sitios donde un francotirador podría ubicarse, recorrió las murallas que circundan el recinto, ordenó que ahí se colocaran algunos guardias con rifles, atentos a diversos puntos de las torres y techos de la Government House; mandó tapar algunos fosos en el jardín por representar posibles escondites de atacantes suicidas.
Todo podía suceder y la experiencia indicaba que del lugar menos pensado podía surgir una bala, una flecha o un dardo envenenado.


Ejemplar de varano (Varanus salvator)

Sus colegas, también vestidos con trajes oscuros, audífonos, micrófonos y usando anteojos para sol hacían lo propio siguiendo las instrucciones de John, quien comandaba al grupo.
No podían dejar pasar tiempo pues la visita era el domingo siguiente. Tenían solo cuatro días para arreglar las cosas. Unos gatos fueron bajados de sus madrigueras en los balcones y algunos nidos de aves deshechos en los árboles. El budismo respeta la vida de todo ser viviente, había que ser respetuosos con las costumbres locales; no valía la pena tener roces con sus contrapartes del ejército tailandés, tan celoso, orgulloso y conservador –como todo cuerpo militar en el mundo– ni el equipo de seguridad personal de la guapa Jefa de Gobierno asiática.


Un nervioso joven agente se acercó a John y le mostró algo a lo lejos. No podían creer lo que veían y nadie les había comunicado de ello. ¡Había cocodrilos y dragones de Komodo en los estanques del Palacio! Representaban un riesgo latente para el Presidente y su comitiva, había que sacarlos de allí. Ese tipo de situaciones no estaba escrita en el manual, pero había que resolverla. Un delgado y bajito oficial del palacio, en ajustado uniforme militar, se le acercó y le dijo algo en tailandés, enfatizando la palabra “Gia”.

John, siempre adusto, dijo que no entendía y pidió un intérprete.
El personal de su embajada envió rápidamente a un joven bilingüe.
–Dice que son Gias, no son peligrosos y tampoco son de Komodo –tradujo, para continuar diciendo: –Son varanos, Monitor Lizards, que aunque primos del dragón de Komodo no representan riesgo alguno, señor.
El militar thai sonrió amigablemente asintiendo y siguió hablando.
—Dice que son tan comunes que se encuentran en todos los parques públicos —abundó el traductor, con una amplia sonrisa. –De hecho, en los jardines de la residencia de la Embajada, en el centro, también tenemos varanos, señor –remató el sonriente empleado.


También se conoce como Water Lizard
Los varanos (Varanus salvator) son una especie de grandes lagartos, en efecto  relacionados con los Komodo Dragons, pero de la mitad de su tamaño, pues solamente alcanzan metro y medio de longitud y a veces pesan más de 25 kg. Se les llama en inglés Monitor Lizard porque suelen pararse sobre las patas en una posición que pareciera ser para vigilar. Esa característica es compartida con el Servicio Secreto. Tienen la cabeza pequeña si le compara con su largo pescuezo, cola larga y garras asustadoras.

John decidió no hacer aspavientos y dejó en paz a los Gias, sin dejar de percibir las amplias sonrisas de todos los tailandeses que presenciaban la escena. El Estado Mayor terminó su labor. Ahora estaba preparado el terreno y sin riesgos para el recientemente reelegido Presidente norteamericano que visitaba el reino asiático.

Los varanos, esos típicos lagartos tailandeses no sólo no atacarían sino que estarían atentos, parados sobre sus patas, vigilando como es usual en ellos, junto a los “dragones” rubios del Servicio Secreto de Obama, quien llegó el domingo 18, estuvo en el reino y se fue al día siguiente a un país vecino para continuar con su histórica gira por el sureste asiático, satisfecho y contento.H

Copyrights 2012 .  Texto:  Hidalgo


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           Lagartos vigía (Monitor Lizards).   Artículo del 23 de julio de 2012 de este blog. Ver julio

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