La tierra de los Django
Publicada: Lunes, 14 de mayo de 2012 2:30 am | Calidad de vida | 3 de 45 |
Django miraba fijamente, sin pestañear, y sus ojos azules parecían brillar en la sombra oscura que el ala de su sombrero proyectaba bajo el intenso sol del mediodía. No mostraba emoción alguna. El cuerpo erguido sentía un ligero viento y su mano derecha tanteaba el revólver que llevaba al cinto, un Colt 45, preparado para la acción. Sus botas se detuvieron dejando escuchar el sonido de las espuelas, exactamente al mismo tiempo que su adversario, ubicado aproximadamente a 30 metros, frente a él, en medio de la calle principal del pueblo, hacia un movimiento rápido. El primer tiro fue certero y Django sopló el cañón de su pistola antes de enfundarla nuevamente. La gente comenzó a salir, todavía temerosa, de las casas y edificios vecinos mientras el bandido, herido de muerte, estaba de rodillas, con una mano en el pecho. Sartana desde el balcón del hotel, desde donde observaba el duelo, sonrió a su amigo y Django devolvió el gesto con un guiño.
La influencia del cine en el mundo es innegable. El de Hollywood ha sido capaz de proyectar la imagen -a veces distorsionada- de países y culturas, lo que puede ser positivo. México también tuvo esa oportunidad a mediados del siglo XX, en la llamada Época de Oro del cine mexicano, sólo que más que proyectar a otras civilizaciones lo hizo de sí mismo, con fuerza, sobre todo en Iberoamérica.Django miraba fijamente, sin pestañear, y sus ojos azules parecían brillar en la sombra oscura que el ala de su sombrero proyectaba bajo el intenso sol del mediodía. No mostraba emoción alguna. El cuerpo erguido sentía un ligero viento y su mano derecha tanteaba el revólver que llevaba al cinto, un Colt 45, preparado para la acción. Sus botas se detuvieron dejando escuchar el sonido de las espuelas, exactamente al mismo tiempo que su adversario, ubicado aproximadamente a 30 metros, frente a él, en medio de la calle principal del pueblo, hacia un movimiento rápido. El primer tiro fue certero y Django sopló el cañón de su pistola antes de enfundarla nuevamente. La gente comenzó a salir, todavía temerosa, de las casas y edificios vecinos mientras el bandido, herido de muerte, estaba de rodillas, con una mano en el pecho. Sartana desde el balcón del hotel, desde donde observaba el duelo, sonrió a su amigo y Django devolvió el gesto con un guiño.
La imagen de México en Tailandia se conoció más durante la segunda mitad del siglo pasado a través de la cinematografía. Su cultura, territorio e idioma en mucho se dieron a conocer en este país asiático a través de las películas, en particular las de un género socorrido por el Mainstream de los años 60 y 70, el Western.
Las películas del viejo y salvaje Oeste tenían muchas veces personajes mexicanos, generalmente los malos o las bonitas. En algunos largometrajes las tramas sucedían en México o en parte de lo que había sido México: California, Texas, Arizona. En otras, las producciones hollywoodenses eran filmadas completamente en locaciones mexicanas, del norte de la república, en Durango principalmente, donde en el desierto o las praderas se recreaba el Oeste de forajidos y pistoleros, pero también de emprendedores mineros, militares, misioneros y maestras.
En los años 70 surgió, alimentado y promovido por europeos, un subgénero cinematográfico: el Spaghetti o Paella Western. Cine sobre el viejo Oeste desde la perspectiva italiana y española, hecho por cineastas del viejo continente, como Sergio Leone, Corbucci o Joaquín Romero, que imaginaban el Wild West de otra manera que los americanos.
Muchas veces sus películas fueron hechas en escenarios italianos y españoles con artistas que representaban anglosajones deseosos de conquistar las inmensas tierras agrestes del occidente norteamericano.
Aunque las historias eran similares, la indumentaria era estilizada y los nombres de los personajes singulares —Django, Ringo, Sartana—. Fue un cine que marcó época y lanzó estrellas que quedaron en el firmamento de Hollywood, destacándose entre ellos Franco Nero, Clint Eastwood y Terence Hill.
En Tailandia las películas de Django y Sartana fueron tan populares y dejaron huella que hasta nuestros días la gente las recuerda y las relaciona con un país: México.
La relación con los Spaghetti Westerns es tan fuerte que desde los 70, el pueblo tailandés llama cariñosamente a los mexicanos “Djangos” o se refieren a México como “el país de los Djangos”.
Es usual ver encabezados en los diarios y revistas en idioma tailandés que no colocan el nombre del país, sino que señalan, que “la economía crece en la tierra de los Djangos”, por ejemplo.
A través del cine, México y Tailandia pueden conocerse mejor. El cine es un instrumento que vincula a las naciones y las da a conocer. Los Djangos ya lo hemos visto desde hace 40 años, aunque los jóvenes thais desconozcan el origen.H
Copyright 2012 Hidalgo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario