lunes, 30 de abril de 2012

Gastronomía Thai

Desde Bangkok
Publicada: Lunes, 30 de abril de 2012 3:00 am  |  Imagen  | 


Considerado un país exótico, Tailandia no podía dejar de tener una gastronomía única, a la vez diferente y deliciosa, según nos dice Jorge Luis Hidalgo castellanos en su artículo semanal que ya puedes leer en
IMAGEN   "Gastronomía tailandesa".

Desde Bangkok
Tradicional Gastronomía      (Primera de dos partes)

Publicada: Lunes, 30 de abril de 2012 3:00 am  
Considerado por la gente de otras regiones o continentes como un país exótico –México también lo es para muchos-, Tailandia no podía dejar de tener una gastronomía única, a la vez diferente y deliciosa, que si no es la mejor, es una de las más diversas del, mal llamado en nuestros días, Oriente. La cocina siamesa comparte con la mexicana más de lo que uno se imagina, sumándose a las coincidencias entre ambos países no obstante la distancia, los idiomas y la cultura.
La ubicación geográfica del reino de Tailandia explica en parte el exotismo y riqueza que le caracteriza. Localizado entre China, India y el Pacífico sur, el país presenta la influencia de estas regiones, principalmente de las dos primeras, dado su tamaño territorial y cultural en varios aspectos de sus expresiones tradicionales, entre ellas la comida. Tailandia se ha beneficiado de los grandes vecinos y ha adoptado los ingredientes, métodos y sabores, que aunados a la variedad de hierbas y verduras locales ha dado como resultado una maravillosa gastronomía tradicional nacional.
Además del arroz –imprescindible en la gastronomía local-, dos son, quizá, los ingredientes básicos de la cocina thai: el lemon grass y el chile. El primero (Cymbopogon citratus) tiene varios nombres en español: zacate de limón, té limón, yerba limón, limoncillo, citronella, cedrón pasto, limonaria, etc. Es originario de Asia, se dice que de India y es muy utilizado en la cocina de varios países asiáticos. En  África y América, México incluido, suele usarse para infusiones.
El chile (gen. Capsicum), es tan común en la comida tailandesa como lo es en la mexicana, si bien se utiliza de manera diferente en cada uno, a un grado tal que el pueblo thai podría jurar que proviene de su reino. Sin embargo, el chile es originario de América y no obstante lo que suele decirse, es probable que no exactamente de México, dado que existen datos que indican que la mayoría de las especies silvestres de chile se localiza en Suramérica. Janet Long Solís afirma en uno de sus estudios que “algunos botánicos opinan que el lugar de origen del chile se encuentra en la zona central de Bolivia, mientras que otros especulan que en el suroeste de Brasil”. En todo caso, dicho origen se dio hace millares de años y lo cierto es que en México el chile tiene su patria desde siempre –más de 3 mil años- y forma parte de la cultura e identidad nacionales. Habría llegado a Asia, posteriormente, a través de los navegantes y misioneros portugueses a partir del siglo XVI, de donde lo tomaron los tailandeses adoptándolo como natural de su tierra y agregándolo a su cocina para deleite de propios y extraños.
La comida tailandesa es en general picante y aromática, llena de verduras y hierbas. Le  caracteriza el sabor dulce, agridulce o simplemente agrio o hasta amargo, pero siempre delicioso. Lo normal en Tailandia es servir varios platillos al mismo tiempo, al centro del lugar de comida –originalmente en el suelo, sobre una estera o tapete- y sin el criterio europeo que divide en tiempos el agasajo. Así, la sopa, generalmente caliente, o las ensaladas pueden comerse al principio, al final o en medio de la refección, pero nunca faltarán a los comensales, sea un almuerzo o una cena. Asimismo, los mariscos, pescados, cerdo, res, aves –pato y pollo- preparados con verduras, especias, frecuentemente con albahaca y cacahuates y algunos cocidos en envolturas de hojas de plátano u otros vegetales son recurrentes en la cocina tailandesa. Otra similitud con algunas regiones de México, como en la cocina de Yucatán.
Varias son las hierbas frescas que se sirven en una comida, al centro de la mesa, o como guarnición de los diversos platillos. El propósito de tales hierbas es mitigar los sabores fuertes del chile, la cebolla, el ajo o el pescado y mariscos o para acentuar el gusto. Algunas refrescan y otras alimentan, pero todas, invariablemente, fascinan. Así es la exótica gastronomía tailandesa.H
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Texto: Hidalgo

lunes, 23 de abril de 2012

Muay Thai

Desde Bangkok
Muay Thai, disciplinada tradición
Publicada en:  Diario de Yucatán. Sección Imagen. Lunes, 23 de abril de 2012.
 
Jorge Luis Hidalgo Castellanos

Entre los deportes que no forman parte de las Olimpiadas están algunos de combate como el boxeo tailandés o Muay Thai. Se trata de un arte marcial y manifestación cultural ancestral que se origina en los ejércitos del reino de Siam. Hace siglos, los guerreros siameses ya practicaban el Muay Thai como la más efectiva técnica de defensa personal en la diversas batallas que se tenía contra los reinos vecinos.
Un antiguo manual de guerra tailandés, el Chupasart, describe el uso de las partes del cuerpo en la pelea, dando preminencia a la filosofía marcial de que el combate va más alla del uso de armas, debiendo combinar cuerpo, mente y alma.
Desde entonces, la doctrina militar de Tailandia incluye el Muay Thai como parte de la preparación de sus tropas, instruyéndoseles y entrenándoseles de tal manera que cuando se presenta la oportunidad en el campo de batalla de una lucha cuerpo a cuerpo, el soldado tailandés usará invariablemente el Muay Thai para defenderse, independientemente de su sexo. Así lo demostró el legendario héroe Nai Khanom Tom contra los birmanos en el siglo XVIII, quien prisionero de Guerra tras la caída de Ayutthaya, capital siamesa, participó en un torneo venciendo a diez birmanos consecutivamente.

De la práctica militar, el arte marcial pasó a la comunidad, donde se hizo parte del pasatiempo de la niñez y juventud nacionales. Con el tiempo, utilizando nueve partes del cuerpo, se desarrollaron seis estilos del arte marcial tailandés: Muay Lopburi, Muay Chaiya, Muay Tah Sao, Muay Pak Klang, Muay Korad y Muay Palasueksa.
A partir de 1930 el Muay Thai se oficializó como deporte, codificando reglas que se dieron a conocer internacionalmente. La reglamentación se basa en el boxeo, del que se tomaron, por ejemplo, los distintos pesos o divisiones y se introdujo el uso de los guantes reglamentarios tipo Queensbury, es decir, los que se usan en el box internacional, sustituyendo a los originales bendajes en las manos, utilizados durante siglos en Tailandia, lo que hizo más competitivo el deporte y equilibra el combate cuando los adversarios son de diferente altura o constitución física.
Posteriormente se estableció una Federación de Muay Thai que dio paso a organismos similares en diversos países, los cuales desde hace años reconocen el deporte y constituyeron asociaciones amateures y profesionales. Actualmente, diversas instituciones internacionales y nacionales, encabezadas por el Consejo Mundial de Muay Thai (WMC, por sus siglas en inglés) intentan conseguir el reconocmiento oficial del Comité Olímpico Internacional (COI).
Con ello en mente, el 3 de abril de 2012 se llevó a cabo en Bangkok un acto internacional de promoción del boxeo tailandés en el que participaron púgiles de 10 países de todos los continentes cuyo vencedor ganó el Trofeo del Rey.  “Muay Thai Towards IOC” se tituló el evento que se transmitió a todo el mundo y al que acudieron altos representantes de organismos como: Consejo Olímpico de Asia (OCA), Federación de Muay Thai Amateur de Asia, Grupo de Federaciones Internacionales de Deportes (SportAccord), Asociación Internacional de Juegos Mundiales, Asociación Internacional de Box (AIBA), Federación Internacional de Muay Thai Amateur (IFMA), COI y de órganos deportivos pro paz. En Tailandia el apoyo es completo: la Casa Real, el gobierno central -Ministerios de Turismo y Deporte y el de Cultura-, el Comité Olímpico Nacional y la Asociación Tailandesa de Muay Thai Amateur (AMTAT).
Socialmente hay beneficio con programas como “El Muay Thai contra las drogas” en 80 países y “El deporte es tu banda”, que usan esta popular actividad para ofrecer alternativas a los jóvenes tailandeses y del mundo a través de la IFMA, que agrupa a 128 federaciones.
El Muay Thai sigue un estricto código de conducta, fundado en el honor, el respeto, la excelencia y la tradición. Nunca debe ser usado para agredir sino como defensa. Fortalece el cuerpo, la confianza y la autoestima, fomenta la disciplina y la resistencia, promueve los valores culturales y en general motiva. Sus practicantes deberían evitar tatuarse, dado que son ejemplo de jóvenes y niños. El “Juego limpio”, uno los principios básicos del deporte, debe continuar en el Muay Thai.H

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Texto & fotos: Hidalgo

lunes, 16 de abril de 2012

Phra Men

Desde Bangkok
La princesa Pecharat     Publicada:  16 de abril de 2012

Jorge Luis Hidalgo Castellanos
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 La procesión real avanzaba lentamente sobre dos de los ocho carriles del boulevard de la capital del reino. Los prados adyacentes enmarcaban la escena y la gente sobre las anchas aceras presenciaba en silencio la peregrinación que conjuntaba militares y monjes, todos uniformados.
Al fondo, se apreciaba el Gran Palacio, en particular la alta y recia muralla blanca de 4 metros de altura donde un guardia vigilaba atento y taciturno. El Ok Phra Men (rito de traslado al crematorio) estaba en su apogeo.
Ocho décadas antes, en noviembre de 1925 el Rey Vajiravudh (Rama VI) disfrutaba de una de sus mayores alegrías. Había nacido su primera y única hija, Pecharat. Su felicidad duró dos días. El soberano de la dinastía Chakri falleció el 26; había esperado para ver nacer a su princesa y pasar con ella algunas horas. 
Bajo los 9 años del reinado de Prajadhipok (Rama VII), la princesa Pecharat vivió con su madre, la princesa Suvadhana en el palacio Dusit en Bangkok. A los 12 años de edad, ya con una monarquía constitucional en Siam, ambas se mudaron a Inglaterra. Cuando Pecharat tenía 32 años, regresó con su madre a Tailandia. A diferencia de su real progenitor, Su Alteza Real, la Princesa Pecharat vivió 85 años, hasta la madrugada del 27 de julio de 2011.
El rey Pumiphon (Rama IX), quien rige desde 1946, declaró 100 días de luto en su reino y ordenó que se iniciaran los correspondientes rituales del Budismo. Los restos reales se colocaron en una urna dorada dentro del Salón del Trono en el Gran Palacio. Diariamente, hasta completar una semana se ofició un rito, después a los 7, otro a los 15 días, uno más en el 50º  día y finalmente a los 100. Durante ese periodo luctuoso se tocó una melodía con oboe, caracoles y tambores a las 6:00, 12:00, 21:00 y 24:00 horas para recordar el duelo a la corte. 

En la tradición cultural de Tailandia, desde el periodo de la dinastía Sukhothai, en los siglos XIII al XV, el monarca es cabeza de la nación y de su cultura. Como parte de la influencia hinduista, el monarca  se considera divino. Es la reencarnación de un dios, el avatar de Visnú. Cuando fallece —o alguien de su familia—, después de haber cumplido su misión en la tierra, su alma retorna al cielo, al mítico Monte Sumeru, que está rodeado por siete anillos protectores en medio del Gran Océano, donde también están los cuatro continentes y en el horizonte se ubica la muralla montañosa que separa a la tierra del universo. 
El Phra Men (Crematorio Real) se funda en la cosmología budista. Construido en madera a modo de templo, la urna real es colocada en el centro, representando el Sumeru, en cuya cúspide se coloca la Sombrilla del Estado, de siete niveles. Cada continente se representa en las cuatro esquinas del crematorio, donde se coloca un monje que entona cánticos durante la ceremonia luctuosa.
La Casa Real reunió a arquitectos y artesanos para edificar el crematorio en Sanam Luang, plaza adyacente al Gran Palacio. Después de varios meses, el Phra Men quedó listo con jardines, pabellones, salas de descanso y cercos ceremoniales incluidos.
 Se restauraron y prepararon las carrozas fúnebres y los palanquines. El carruaje de la Gran Victoria Real (Phra Maha Phichai Ratcharot) fabricado en tiempos de Rama I para la incineración de su padre en 1795, mide 15.30 m de largo y 11.20 m de altura y requiere de 216 hombres para impulsarla. El Ratcharot Noi, otro carruaje real —la carroza pequeña—, es donde se trasporta a su Santidad, el Supremo Patriarca budista de Tailandia, quien va recitando oraciones durante el cortejo fúnebre hacia el crematorio. Los coches, hechos de madera, están labrados de manera tradicional con elementos y símbolos siameses,  en colores rojo y dorado, adornados con espejos de varios tamaños.
La ceremonia de Cremación Real comenzó temprano el 9 de abril, con 10 mil personas desfilando hacia la pira real. El primer acto terminó al mediodía.
En la tarde, los reyes encabezaron el segundo acto con la presencia de nobles e invitados especiales, cortesanos, diplomáticos y monjes, quienes uno a uno me rindieron un último tributo. El tercero fue la cremación en sí, a las 10 en punto, que culminó a la media noche. Mis cenizas se colocaron en una urna que al día siguiente fue trasportada al Gran Palacio, donde estarán junto a las de otros parientes de la dinastía Chakri, que están ahí desde hace más de 200 años. Por cierto, ¿les mencioné que me llamo Pecharat?”. H
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Texto: Hidalgo

lunes, 9 de abril de 2012

Bodhi

Desde Bangkok

El árbol sagrado   Publicada:  9 de abril de 2012.
Jorge Luis Hidalgo Castellanos
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El maestro, se encontraba en el norte de su país, India, cuando decidió sentarse bajo un árbol de gran follaje para meditar. Era una higuera, a cuya sombra, después de algunas semanas, Siddartha Gautamá alcanzó la iluminacion y sus seguidores –incluso quienes no lo son- llamaron al árbol a partir de ese momento, hace más de 2,500 años, “la higuera sagrada”.
El Bo o Bodhi (Ficus religiosa) como también se conoce a ese legendario árbol es grande, alcanzando su tronco 3 m de diámetro y una altura de hasta 30 m. Produce un fruto, tipo higo, pequeño de 1 a 1.5 cm de diámetro que cuando madura es de color rojo púrpura y si bien es nativo del continente asiático puede encontrarse en otras regiones del mundo. 
El ficus sagrado de “el Iluminado” se habría ubicado en el estado indio de Bijar, exactamente en Bodh Gaia, de donde tomó el nombre, pero habría sido destruido por órdenes de una reina celosa, viuda del rey Asoka en el siglo III a.C., soberano que solía peregrinar al lugar donde estaba el árbol.
No obstante, en el mismo lugar –se dice- nació otro árbol que perpetuó la descendencia, la cual ha llegado hasta nuestros días. Hay, de hecho, varios descendientes de aquel primer árbol Bodhi, como el que está en Anuradhapura, en Sri Lanka, conocido como Sri Maha Bodhi, familiar directo de su antepasado norteño y que se registra como el de mayor antigüedad dado que habría sido plantado en el año 288 a.C.
Son varios los árboles sagrados que existen en Asia, no solamente el Bodhi y tampoco todos se relacionan con Buda, aunque obviamente sí con las grandes religiones, mismas que en su mayoría se originan en ese continente. El Banyán en el sureste y el Gaokarana son divinos, así como el Kiskanu con sus dátiles fragantes y vitales para el pueblo babilónico y el Gaokerana persa, el de los 10 mil remedios. El Kien-mou, el Pan-mou y el Kong-sang, el Bambú el Ciruelo y el Pino en China. Entre los griegos el Olimpo era asociado con árboles.
El Roble, árbol que en Europa pertenece al trío mágico forestal: Roble, Fresno y Espino, venerados por celtas y druidas. El Espino era habitado por hadas, mientras que el Fresno era santo también para los escandinavos e iraníes.
Los romanos apreciaban el Laurel, el Encino y el Olivo.
Para los egipcios el sicomoro, escaso en el desierto, servía para el retorno de las almas al cielo tal como se descifra de los grabados en tumbas faraónicas, mientras que el Cedro todavía es un símbolo libanés. En sudamérica el sempiverde Canelo (Drimys winteri) y el Palo Santo (Bursera graveolens) era plantas sacras para los mapuches y  paziocas, respectivamente. La Ceiba (Ceiba pentandra) era –y es- un gran árbol venerado por los mayas y sus descendientes en Mesoamérica, pero además sagrado en algunas partes de Africa, al igual que el Iroco (Chlorophora excelsa).
Entre los aztecas y otros pueblos vecinos existía el Arbol de la Vida, un Ahuehuete (Taxodium mucrunatum) especie mexicana, por cierto, que describen algunos códices.
“El Despierto” Siddharta ya antes de nacer habría tenido la influencia de los árboles y se cuenta que su madre Maia al sentir la proximidad para dar a luz se dirigió al Bosque Lumbini, dentro del cual, asida a la rama de un árbol de Ashoka recibió al nene, que estaba destinado a ser el Gran Buda. Siguiendo sus pasos, no es extraño ver actualmente que varios santones hinduistas y budistas meditan de la misma manera que el maestro lo hizo, debajo de higueras sagradas, que gracias a su follaje les resguarda del abrasador sol y les guarece de la lluvia. 
El último encuentro del Iluminado con los árboles fue al final de su vida. Siddhartha Gautamá sabía que dejaría el mundo terrenal ese día y fue al bosque donde abundaban Salas. Hizo que su amigo y discípulo Ananda dispusiera un lecho de hojas debajo de dichos árboles en las márgenes del río Hiranyavati y cobijado por ellos abandonó su cuerpo para alcanzar el Nirvana. En ese momento los Salas florecieron y sus flores cayeron para cubrir los restos de Buda.
En esta época en la que los cristianos conmemoran la Semana Santa, los judíos la Pascua y, coincidentemente, los budistas el Songkran (Año Nuevo), vale la pena reflexionar sobre la situación actual en nuestro mundo y de nuestro entorno en general, con ánimo de ver la manera en que cada uno contribuimos.
Quizá tomar unos minutos para sentarse bajo un árbol a meditar sería una buena opción, aunque no sea una higuera o ceiba, pues al final todos los árboles del planeta deben ser sagrados para la humanidad porque, entre otras cosas, le proporcionan oxigeno. H
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lunes, 2 de abril de 2012

A Summer Night


Desde Bangkok
 Xanadú, la rubia    Publicada:  2 de abril de 2012

Jorge Luis Hidalgo Castellanos
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En el escenario oscuro apareció ella con su blonda cabellera brillando como la estrella que es. Vestida de negro, entallada, con una chaqueta centelleante. ¡Estaba maravillosa! Desde lo lejos lucía exactamente como la recordaba, como en los discos y en las películas. ¡Bienvenida Olivia! finalmente nos encontramos.

Este año, Olivia Newton-John después de tres conciertos en su patria (Sidney, Adelaide y Melbourne) abrió su gira asiática en Tailandia el viernes 23 de marzo en uno de los salones de Bitec, uno de los tres principales centro de convenciones de Bangkok. La cantante visitará, además de este reino, varios países en pocos días, a saber: Singapur, Malasia, Filipinas, China (Hong Kong) Sri Lanka e Indonesia, terminando el tour artístico el 8 de abril.

“A Summer Night with Olivia Newton-John” es el nombre del concierto que en Bangkok ofreció durante 1 hora y 40 minutos con más de 25 exitosas y fabulosas canciones que medio mundo conoce –incluso los muy jóvenes- aunque no sepa quién las canta. Con una banda musical de cinco integrantes y dos cantantes en el coro, la artista australiana nacida en Cambridge, Inglaterra hace más de seis décadas deleitó, como en sus mejores tiempos, con su voz sonora y diáfana a las centenas de espectadores que acudieron a Bitec comenzando con “Chain”, tema que dio paso a un cálido saludo en tailandés a los asistentes: “Sawadi kah” -dijo.

Xanadú, esa palabra fantástica, fue el nombre de una canción, un álbum, un musical y una película protagonizadas por Olivia. El tema fue interpretado de manera esplendida, con jovial energía y puso a bailar a la gente. Del mismo álbum original de la película donde alternó con el bailarín y actor Gene Kelly, cantó “Sam”, “Magic” y  “Suddenly”, esta última, originalmente cantada a dúo con Cliff Richards, en el escenario bangkokiano fue interpretada con el cantante que le hace coros.

No se le habría perdonado a Olivia omitir un homenaje a “Vaselina”, otra exitosa película y quizá la más vista de su género protagonizada por una pareja de ensueño; la propia Olivia Newton-John y el joven galán y bailarín que había emergido como estrella setentera, John Travolta. El filme dio pie a un álbum doble con fotografías de la película ambientada en una preparatoria de la California de los años 50, con derecho a chaqueta de cuero negra, jeans y Rock & Roll, además de faldas amponas, mascadas, colas de caballo y recios y aerodinámicos convertibles. Esta producción fue montada en teatro en muchos países, incluyendo los hispanohablantes como México, Argentina y España, sin olvidar, por supuesto la versión de Broadway. “Grease”, como se llama la obra en inglés, ha sido el musical cinematográfico más visto en la historia. 

La audiencia en Bitec recordó al escuchar a Olivia a los legendarios Sandy y Danny, personajes de Grease, cantando la conocidísima “You are the want that I want” y coreando “Summer Nights”, “Greased-Lighting” y “We Go Together”, además de derretirse con la romántica “Hopelessly Devoted to you”, que –insisto- sonó igualito que en la película y el disco. De aquellos discos de vinil, negros llamados LP.

Olivia contó que hace 20 años estuvo a punto de dejar de cantar al padecer cáncer, pero tuvo un sueño que le inspiró a componer una canción que le hizo no rendirse y continuar su carrera. “Not gonna give into it” es el resultado de ese sueño, con ritmo latino, que comienza en español diciendo “No voy a rendirme”. Una canción inédita en el repertorio musical de muchos de los presentes en esa noche, no de verano sino de la primavera tailandesa. ¡Sensacional!

 Especial mención merece el medley que la rubia de Xanadú hizo de sus éxitos country, entre ellas: “If not for you”, “Take Me Home, Country Roads” de John Denver, “If you love me (let me know)”, Banks of the Ohio, “Let me be there” y “Please, Mister, Please”.

“Physical”, que en su época puso de moda una bandana en la cabeza de los jóvenes ochenteros de todo el mundo, marcó la apoteosis de una noche en la que incluso niños presenciaban a la estrella australiana, hija de alemana y nieta de un premio nobel científico. “A Little more love”, “Have you never been mellow” y un potpurrí de temas bailables (“Sugar, sugar”, “Hey Mickey”, “Daydream believer” y “I think I love you”) no hicieron mayor efecto solamente porque el público tailandés no reacciona igual que uno latino.

Lo admito, Olivia Newton John y sus canciones me encantan, igual que a muchos de mi generación y ulteriores, que sin embargo, no aceptarían decir que son eternamente sus devotos, aunque mentalmente digan “I honestly love you, Olivia”. H

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Texto & Fotos: Hidalgo