Desde Bangkok
Pechamaneekan Beach Resort
Jorge Luis Hidalgo Castellanos

Efectivamente, ambos días los pasaría cómodamente en el complejo que le habían recomendado: Pechamaneekan Beach Resort, cuyo nombre suena a maya, pero nada más alejado de ello. Es un lugar en la Tailandia profunda, con una playita de arena grisácea formada por las avenidas naturales del río Kuei que diariamente resiente una especie de marea fluvial que nada tiene que ver con la luna sino con la mano del hombre, pues es producida por los millares de metros cúbicos que una represa construida río arriba desahoga sobre su lecho haciendo subir y bajar su nivel.
Efectivamente, ambos días los pasaría cómodamente en el complejo que le habían recomendado: Pechamaneekan Beach Resort, cuyo nombre suena a maya, pero nada más alejado de ello. Es un lugar en la Tailandia profunda, con una playita de arena grisácea formada por las avenidas naturales del río Kuei que diariamente resiente una especie de marea fluvial que nada tiene que ver con la luna sino con la mano del hombre, pues es producida por los millares de metros cúbicos que una represa construida río arriba desahoga sobre su lecho haciendo subir y bajar su nivel.
La provincia de Kanchanaburí tiene tantas cosas, pero la alternativa fue pasar la primera tarde en el confortable resort, recorrerlo y cenar en la terraza con vista al río, después de un reparador baño y ver salir la luna llena de entre las montañas mientras se tomaba fruta de temporada como postre.
La mañana siguiente, muy temprano, tras desayunar pan tostado con café soluble o té –bebidas típicas de este reino– pensando acerca de lo frugal del mismo y antes de levantarse de la mesa para tomar el coche pudo ver que el personal del hotel disponía el buffet tipo tailandés: un caldo con arroz, varios acompañamientos de verduras y pescado seco, huevos estrellados, salchichas y algunas salsas. Ya no se quedó a comer, tenía que cumplir su programa pues sólo tenía un día más.
La cresta de la presa está abierta al público, aunque con un horario restringido y el lago artificial resultante se ha convertido en un balneario para la población donde las lanchas y los esquiadores acuáticos así como los pescadores son frecuentes y varias residencias han sido construidas en sus márgenes cubiertas de vegetación que aunque de clima caluroso difiere de la existente en las partes bajas del país, como la de los alrededores de Bangkok. Esta zona ha sido reforestada y destacan en ella los árboles de teca (Tectona grandis), “la reina de las maderas” nativa de esta región asiática que abundaba y se agotó en algún momento en Tailandia, pese a ser característica de su arquitectura tradicional y artesanías.
Descendiendo por una vía escénica, con vegetación exuberante a ambos lado, en buenas condiciones y con algunas señales en inglés, manejó unos 50 km hasta otro de los lugares famosos del reino: el Parque Nacional de Erawán, a 65 km de la ciudad de Kanchanaburí por la carretera provincial 3199. Su extensión de 550 km² aloja las cascadas de Erawán, destino casi obligado para los tailandeses y un buen ejemplo de lugar con fauna silvestre, como los monos rhesus (Macaca mulatta) y más de 80 especies de aves. El ingreso para los extranjeros cuesta el doble que a los tailandeses, pero no llega a 10 dólares y vale la pena. Pero antes, dado que ya era mediodía, había que comer y se detuvo en el mercado del pueblito más próximo donde obviamente no se habla más que el idioma thai. Continuará.| Pechmaneekan Beach Resort |


