miércoles, 30 de enero de 2013

PechmaneeKan

Pechamaneekan  Beach Resort
Jorge Luis Hidalgo Castellanos

Efectivamente, ambos días los pasaría cómodamente en el complejo que le habían recomendado: Pechamaneekan Beach Resort, cuyo nombre suena a maya, pero nada más alejado de ello. Es un lugar  en la Tailandia profunda, con una playita de arena grisácea formada por las avenidas naturales del río Kuei que diariamente resiente una especie de marea fluvial que nada tiene que ver con la luna sino con la mano del hombre, pues es producida por los millares de metros cúbicos que una represa construida río arriba desahoga sobre su lecho haciendo subir y bajar su nivel.

 El resort Pechamaneekan está a unos 75 km de Kanchaburí, dentro de la floresta y a 2 de la carretera. Su clientela es más bien tailandesa que extranjera lo que garantiza su autenticidad y significa a la vez un reto para comunicarse con los empleados cuando no se habla tailandés. ¿Será que ese problema tienen los asiáticos y otros forasteros que no hablan español cuando visitan México? Pues sí, seguramente, aunque eso hace del interior de Tailandia algo desafiante. La opción era quedarse en el resort donde se puede andar en bicicleta, caminar, nadar en el río, jugar vóley, bádminton, ping-pong, ver las diferentes flores y orquídeas de sus jardines, observar aves o simplemente leer, porque aunque tiene tv, los canales son locales, nada que se pueda entender.
La provincia de Kanchanaburí tiene tantas cosas, pero la alternativa fue pasar la primera tarde en el confortable resort, recorrerlo y cenar en la terraza con vista al río, después de un reparador baño y ver salir la luna llena de entre las montañas mientras se tomaba fruta de temporada como postre.
La mañana siguiente, muy temprano, tras desayunar pan tostado con café soluble o té –bebidas típicas de este reino– pensando acerca de lo frugal del mismo y antes de levantarse de la mesa para tomar el coche pudo ver que el personal del hotel disponía el buffet tipo tailandés: un caldo con arroz, varios acompañamientos de verduras y pescado seco, huevos estrellados, salchichas y algunas salsas. Ya no se quedó a comer, tenía que cumplir su programa pues sólo tenía un día más.
Se dirigió a la carretera y subió hasta el embalse de la planta hidroeléctrica   Srinakarín, varios cientos de metros más sobre el nivel de mar y a 70 km de su hotel. Fue inaugurada en 1980 para dotar de energía eléctrica a una amplia porción del territorio nacional. Su cortina tiene 140 m de altura y 610 de longitud para contener 7,470 millones de m3 de agua del Kuei. Sus cinco turbinas, tres de 120 Mw y dos 180 generan 1,160 Gwh de electricidad anualmente, si bien tienen una capacidad  instalada de 720 Mw.
La cresta de la presa está abierta al público, aunque con un horario restringido y el lago artificial resultante se ha convertido en un balneario para la población donde las lanchas y los esquiadores acuáticos así como los pescadores son frecuentes y varias residencias han sido construidas en sus márgenes cubiertas de vegetación que aunque de clima caluroso difiere de la existente en las partes bajas del país, como la de los alrededores de Bangkok. Esta zona ha sido reforestada y destacan en ella los árboles de teca (Tectona grandis), “la reina de las maderas” nativa de esta región asiática que abundaba y se agotó en algún momento en Tailandia, pese a ser característica de su arquitectura tradicional y artesanías.
Descendiendo por una vía escénica, con vegetación exuberante a ambos  lado, en buenas condiciones y con algunas señales en inglés, manejó unos 50 km hasta otro de los lugares famosos del reino: el Parque Nacional de Erawán, a 65 km de la ciudad de Kanchanaburí por la carretera provincial 3199. Su extensión de 550 km² aloja las cascadas de Erawán, destino casi obligado para los tailandeses y un buen ejemplo de lugar con fauna silvestre, como los monos rhesus (Macaca mulatta) y más de 80 especies de aves.  El ingreso para los extranjeros cuesta el doble que a los tailandeses, pero no llega a 10 dólares y vale la pena. Pero antes, dado que ya era mediodía, había que comer y se detuvo en el mercado del pueblito más próximo donde obviamente no se habla más que el idioma thai.    Continuará.
Copyrights 2013.  Texto & Fotos:  Hidalgo
Pechmaneekan Beach Resort

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