lunes, 25 de marzo de 2013

Tacos estilo tai

Desde Bangkok

Taiquero, el de los tacos

Publicado:
Lunes, 25 de marzo de 2013 - 3:00 am En: Calidad de vida, Imagen. Diario de Yucatán

Jorge Luis Hidalgo Castellanos
El interés por un país puede manifestarse de diversas maneras. Entre muchas de ellas se pueden mencionar la de leer acerca de él, viajar a su territorio, conocer su historia, aprender su idioma, sumergirse en sus tradiciones y cultura, y como parte de ésta saborear su gastronomía.
La culinaria, ya sea la ordinaria o la de alta clase coadyuva a difundir la cultura y el nombre de un país o una región y ello puede lograrse incluso sin premeditación o fuera de un esquema oficial de promoción cultural. A veces dicha promoción existe simplemente por necesidad o por hacer negocios.
Había una vez, hace pocos años, en el norte de Tailandia, cerca de la frontera con Myanmar -antigua Birmania- y Laos un hombre desempleado. Había sido burócrata provincial, jornalero y comerciante, entre otras cosas.
La fortuna había pasado varias veces a su lado y no lo había visto, o él no se le había acercado, como suele suceder. Su fortuna era como la cabeza de los monjes que veía todos los días por la mañana pidiendo alimentos a los feligreses: calva.
Se esforzaba, lo intentaba y el asunto era que no daba pie con bola. Quizá se debía, frecuentemente se decía a sí mismo, a que en su vida anterior había sido un mal budista y ahora lo pagaba.
Tenía que hacer méritos para que una vez muriese pudiera reencarnar en un mejor ser. Ser mejor para estar mejor. Portarse bien en esta vida para tener la posibilidad de que en la próxima su existencia y paso por este mundo sea mejor.
El tailandés, como era natural a sus más de 40 años, tenía esposa y cuatro hijos que mantener. Pero nada que ofrecer, fuera de unos bahts que de vez en cuando ganaba por trabajos ocasionales que desempeñaba. Vivía al día y si no hubiera sido porque sus tres hijos mayores ya eran adolescentes y también se empleaban de vez en cuando, realmente se habrían podido haber muerto de hambre.
Al final, este hombre tai no era tan desafortunado como lo había creído. Buda lo había bendecido con hijos que seguían con él y le ayudaban.
Un buen día, en la calle, escuchó que la comida mexicana era muy sabrosa, picante y parecida a la tai. Pensó que eso podría ser algo que él podría aprovechar, pero desconocía México y su comida, de no ser por alguna película del oeste de su infancia o los capítulos de alguna telenovela. Sólo hablaba tailandés.
Se lo platicó a su familia y uno de sus hijos le dijo que podrían ver en internet cómo era la comida mexicana. Con unos pocos billetes tais fueron a un ciber-café y comenzaron su navegación a través del espacio gastronómico mexicano. Chiles, maíz, tortillas, carne, tacos. Eso llamo su atención. La facilidad de elaborar los tacos, con casi todo a la mano en el mercado local, menos las tortillas; pequeño detalle.
Encontró que una fábrica de Bangkok -El Charro Thai- elabora totopitos, tostadas y tortillas de maíz, incluso de harina. Los precios, son altos, no reditúan. Ah, entonces a internet otra vez. Buscó la receta de las tortillas de harina. Pero si se parecían a algo que comen y hacen en la India y en Myanmar. Y se afanó en elaborar sus propias tortillas de harina de trigo, como Buda le dio a entender.
Como resultado, y tras pedir prestados algunos bahts a un pariente, se hizo de un carrito viejo y desvencijado con ruedas de bicicleta que reparó, adaptó y pintó él mismo y le puso un letrero: “TACOS”.
Desde entonces prepara salsas picantes “mexicanas”, corta lechuga y col, cebolla, jitomate y cilantro. Cuece carne de puerco, res, pollo y pescado y se lo pone a los tacos usando las tortillas de maíz que compra y a las de harina que echa en casa. Se convirtió en un taquero ambulante tailandés, en realidad un microempresario, que todos los días lleva dinerito a casa, después de rodar con su carrito de tacos por las calles de Chiang Mai. Es un auténtico y emprendedor taiquero.
El final es feliz, aunque no se sabe si vivirá así por el resto de su vida, pero de que vive mejor que hace unos años no hay duda. La necesidad de esta persona logró varias cosas: primero que encontrara un trabajo autónomo e independiente. En segundo lugar que existan ahora tacos en un lugar donde no había. Y tercero que México, a través de una parte de su riqueza gastronómica, esté presente gratuitamente en los estómagos y la mente de los habitantes de Chiang Mai.
Hay que agradecerle al taiquero de Chian Mai y tomar la iniciativa para promover oficialmente y en serio en el mundo esta parte de la cultura mexicana.H

Copyright 2013.  Texto: Hidalgo

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