Mangostán fresco de Tailandia |
Por si fuera poco, tiene tantas propiedades que es una pena no consumirla diariamente.
In Thailand it is called the "Queen Fruit", because of its unique and delicate flavor: sweet and sour, with soft and white flesh. Its shape is rounded, a small tennis ball-size but hard as plastic for the protection of the pulp, and at the same time soft enough as it was made of slightly wet cardboard for easily opening it and taste it.
Besides all that, Mangosteen has a lot of medical properties that help you to be healthy and active. It is a pity not to have the opportunity to eat at least one piece a day of the "Queen Fruit".
Artículo/Article©
Mangostán, reina de las frutas (6/jun/2011)
Cuando en las calles de Bangkok se
escucha la palabra “Phonlamai”, a
grito abierto o por los altoparlantes de una camioneta, la gente sabe que es el
pregón de los vendedores de fruta, que por pieza o por peso ofrecen una extensa
variedad de frutas tropicales, de las que en Norteamérica y sobre todo en
Europa son muy apreciadas, entre ellas el Mangostán.
Bello fruto de sabor delicado |
En tailandés a esta fruto se le
llama “Manjut” y tiene un delicado
sabor con notas agridulces en su blanca y suave pulpa de forma pentagonal arredondeada
en la que cada lado semeja el pétalo de una flor contrastando con el color
púrpura-ocre de su cáscara, menos oscuro que la de la berenjena y de la familia
de las gutíferas, árboles que excretan goma o resina. Tiene el tamaño de una
mandarina y su corteza tiene una consistencia algo parecida a la granada. En
Tailandia al Mangosteen, como es conocido en inglés, se le ha bautizado popularmente
como la Reina de las frutas porque el pedúnculo (tallo) del fruto tiene una
forma similar a la tiara de la soberana; además, si existe un Rey de las frutas
como no tendría que haber una Reina, cuestión de equilibrio en el género.
El mangostán (Garcinia mangostana) también llamado mangostín, mangostino, jobo de
la India y mangosto –y que no tiene relación alguna con el mango- es originario
del sureste asiático, en específico del archipiélago indonesio y de la
península malaya cultivándose actualmente también en Camboya, Filipinas, Myanmar,
Tailandia, Vietnam, y en menor medida en Australia y Brasil. Su consumo, sin
embargo, se extiende a otros continentes y países como una fruta tropical,
exótica, de forma y sabor que atraen. Se cuenta que este fruto, descrito en
1753 en la obra “Species Plantarum”
de Carlos Linneo, era tan apreciado por la Reina Victoria de Inglaterra que
ofrecía recompensas a quien le llevara mangostán.
En cuanto
a sus beneficios, el mangostán cuenta con altas propiedades digestivas y de
protección intestinal, además de reforzar el sistema inmunológico y la función
de las articulaciones y cartílagos; en el sureste asiático es común preparar
una infusión con las cáscaras del mangostán debido a sus efectos
antibacterianos. Asimismo, se dice que es útil para eliminar algunos tipos de
virus y puede ayudar a combatir el cáncer. Algunos estudios sugieren que
coadyuva a suplir la pérdida de potasio en quienes toman diuréticos y facilita
la recuperación de las personas bulímicas o con alteraciones digestivas. Su bajo contenido de sodio es adecuado para
quienes sufren hipertensión arterial, por lo que en general es recomendable
para gente de todas las edades. Por supuesto, al igual que muchos otros frutos
asiáticos, ayuda a conservarse joven –por cierto, una característica en la
población de por estos lares- y ello se debe a que parte del contenido del
mangostán son los xanthones o xantonas, antioxidantes que se han aprovechado en
productos de belleza y cuidados de la piel. Sin embargo, una precaución se debe
tener con esta fruta: al pelarla o abrirla debe evitarse que el zumo de la
cáscara toque la ropa o cualquier otro material ya que la mancha sería
permanente.
Como toda
reina en la historia de la humanidad, más si proviene de lejanas e todavía poco
conocidas tierras (Saba, Egipto o el Pacífico) el mangostán produce curiosidad
y deseo de conocer su voluptuosidad, exotismo y dulzura, pero no está al
alcance de todos y se cotiza muy bien, por lo que quienes estando lejos de Asia
quieren, aunque sea una vez en su vida, apreciarla y tener un recuerdo de ella,
de su color, dulce aroma y su suavidad, normalmente pagan un alto precio para
lograrlo. La fruta reina como producto fresco, servido de postre en
restaurantes gourmet neoyorquinos alcanza un valor de hasta 50 dólares por
libra. Finalmente hay que recordar que es, como el Dorian, una fruta real; con
la ventaja y a diferencia de aquel, que siendo representante del género
femenino tiene un perfumado y delicado aroma.
Su embalaje natural protege la suave pulpa
|
La reina
de las frutas no solamente hace agua la boca de los gourmets y sibaritas en el
mundo sino que contribuye a que sus semejantes, las mujeres –de sangre azul o
roja- se conserven sanas y bellas y sean todas una atractiva delicatesen.H
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Text and photos to Hidalgo©
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