En el escenario oscuro apareció ella con su blonda cabellera brillando como la estrella que es. Vestida de negro, entallada, con una chaqueta centelleante. ¡Estaba maravillosa! Desde lo lejos lucía exactamente como la recordaba, como en los discos y en las películas. ¡Bienvenida Olivia! finalmente nos encontramos.
Este año, Olivia Newton-John después de tres conciertos en su patria (Sidney, Adelaide y Melbourne) abrió su gira asiática en Tailandia el viernes 23 de marzo en uno de los salones de Bitec, uno de los tres principales centro de convenciones de Bangkok. La cantante visitará, además de este reino, varios países en pocos días, a saber: Singapur, Malasia, Filipinas, China (Hong Kong) Sri Lanka e Indonesia, terminando el tour artístico el 8 de abril.
“A Summer Night with Olivia Newton-John” es el nombre del concierto que en Bangkok ofreció durante 1 hora y 40 minutos con más de 25 exitosas y fabulosas canciones que medio mundo conoce –incluso los muy jóvenes- aunque no sepa quién las canta. Con una banda musical de cinco integrantes y dos cantantes en el coro, la artista australiana nacida en Cambridge, Inglaterra hace más de seis décadas deleitó, como en sus mejores tiempos, con su voz sonora y diáfana a las centenas de espectadores que acudieron a Bitec comenzando con “Chain”, tema que dio paso a un cálido saludo en tailandés a los asistentes: “Sawadi kah” -dijo.
Xanadú, esa palabra fantástica, fue el nombre de una canción, un álbum, un musical y una película protagonizadas por Olivia. El tema fue interpretado de manera esplendida, con jovial energía y puso a bailar a la gente. Del mismo álbum original de la película donde alternó con el bailarín y actor Gene Kelly, cantó “Sam”, “Magic” y “Suddenly”, esta última, originalmente cantada a dúo con Cliff Richards, en el escenario bangkokiano fue interpretada con el cantante que le hace coros.
No se le habría perdonado a Olivia omitir un homenaje a “Vaselina”, otra exitosa película y quizá la más vista de su género protagonizada por una pareja de ensueño; la propia Olivia Newton-John y el joven galán y bailarín que había emergido como estrella setentera, John Travolta. El filme dio pie a un álbum doble con fotografías de la película ambientada en una preparatoria de la California de los años 50, con derecho a chaqueta de cuero negra, jeans y Rock & Roll, además de faldas amponas, mascadas, colas de caballo y recios y aerodinámicos convertibles. Esta producción fue montada en teatro en muchos países, incluyendo los hispanohablantes como México, Argentina y España, sin olvidar, por supuesto la versión de Broadway. “Grease”, como se llama la obra en inglés, ha sido el musical cinematográfico más visto en la historia.
La audiencia en Bitec recordó al escuchar a Olivia a los legendarios Sandy y Danny, personajes de Grease, cantando la conocidísima “You are the want that I want” y coreando “Summer Nights”, “Greased-Lighting” y “We Go Together”, además de derretirse con la romántica “Hopelessly Devoted to you”, que –insisto- sonó igualito que en la película y el disco. De aquellos discos de vinil, negros llamados LP.
Olivia contó que hace 20 años estuvo a punto de dejar de cantar al padecer cáncer, pero tuvo un sueño que le inspiró a componer una canción que le hizo no rendirse y continuar su carrera. “Not gonna give into it” es el resultado de ese sueño, con ritmo latino, que comienza en español diciendo “No voy a rendirme”. Una canción inédita en el repertorio musical de muchos de los presentes en esa noche, no de verano sino de la primavera tailandesa. ¡Sensacional!
Especial mención merece el medley que la rubia de Xanadú hizo de sus éxitos country, entre ellas: “If not for you”, “Take Me Home, Country Roads” de John Denver, “If you love me (let me know)”, Banks of the Ohio, “Let me be there” y “Please, Mister, Please”.
“Physical”, que en su época puso de moda una bandana en la cabeza de los jóvenes ochenteros de todo el mundo, marcó la apoteosis de una noche en la que incluso niños presenciaban a la estrella australiana, hija de alemana y nieta de un premio nobel científico. “A Little more love”, “Have you never been mellow” y un potpurrí de temas bailables (“Sugar, sugar”, “Hey Mickey”, “Daydream believer” y “I think I love you”) no hicieron mayor efecto solamente porque el público tailandés no reacciona igual que uno latino.
Lo admito, Olivia Newton John y sus canciones me encantan, igual que a muchos de mi generación y ulteriores, que sin embargo, no aceptarían decir que son eternamente sus devotos, aunque mentalmente digan “I honestly love you, Olivia”. H
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Texto & Fotos: Hidalgo
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